Laura Decurnex, sommelier profesional, conversó con Prensario del Vino sobre la evolución del mercado boliviano, que poco a poco ha ido creciendo en los últimos años, mostrando un potencial a tener en cuenta.
De acuerdo con la especialista, si bien en Bolivia ha producido vino casi desde el mismo momento en que Argentina comenzó a hacerlo, “se había quedado durante mucho tiempo relegado a la zonas productoras del país y por supuesto como en la mayor parte de los países del mundo, la cerveza siempre fue la bebida preferida a nivel nacional”.
Actualmente sin embargo, señala que el consumo de vino per capital por año va en aumento, algo que puede verse tanto en las diferentes ferias como a través de las redes sociales, donde se observa un público local “cada vez más ávido de conocimiento y que comienza a experimentar con nuevas cepas, se animan a cambiar de marcas regularmente y por sobre todas las cosas está brindando muchísimo apoyo a la industria local”. “Cómo siempre digo, en Bolivia tenemos grandes vinos y una industria con un gran potencial de crecimiento en calidad principalmente, es un privilegio estar aquí desde hace más de diez años y haber acompañado este inicio de un camino que no ve horizonte”, agrega Laura.
Entre las principales tendencias, Decurnex remarca el boom del tannat: “esta cepa francesa que en otros lugares del mundo da vinos tan rudos que hay que esperarlos años o blandearlos para poder consumirlos pronto y que sin embargo aquí da vinos fantásticos, súper expresivos y de taninos “domados” como me gusta llamarlos; gran parte del crédito para obtener estos resultados es sin dudas de la característica de la altura, toda Bolivia produce vinos por encima de los 1700 msnm por lo cual 100% de sus vinos son de altura. Así mismo, como esto recién empieza hay investigaciones y experimentaciones constantes, se pueden encontrar vinos de cepas tan variadas como Petit Verdot, Moscatel, Marselan y Caladoc, además de las más tradicionales como son la cebernet Sauvignon, Malbec, Riesling, etc”, enumera.
Sin embargo, para la sommelier, todavía el mercado tiene un gran desafío por delante para poder “explotar” a nivel internacional, y este es la constancia: “creo que los más grandes productores del mundo se destacan por entregar cada año vinos de una calidad similar, en el país existen muchos pequeños productores que en ocasiones no logran cumplir con este cometido”, dice, y agrega que también es necesario “un ente que coadyuve a la formación, investigación, registro de datos y control de añadas, calidades, registros históricos, etc.”
“Y por último, Bolivia necesita darse a conocer más y mejor, es cierto que en volúmenes no podemos competir ante otros mercados, incluso los vecinos que son gigantes, pero sí tenemos la capacidad para competir en calidad, ese debe ser nuestro foco”, completa.
En cuanto a su oficio, Decurnex remarca que cuando llegaron los primeros sommeliers, no había un espacio pensado exclusivamente para ellos, debieron trabajar mucho en la difusión de la profesión y hacer que tanto el productor como el consumidor comprendan que estaban allí para ser un puente entre ellos dos, y por si fuera poco tuvieron que demostrarles a los dueños de restaurantes que valía la pena crear un puesto de empleo más, con todo lo que ello implica. “Con el paso del tiempo también se fueron abriendo otras puertas, creo que los sommeliers somos personas que de alguna manera creamos nuestro propio ámbito de empleo, somos emprendedores, tenemos empatía y por lo general logramos llevar nuestros conocimientos a un campo que en un inició no existía o se creía innecesario”, asevera y continúa: “Me imagino que las próximas generaciones ya tendrán la cancha más marcada y será más sencillo definir un papel en cuál desenvolverse”.
“Hay una gran variedad de Sommelier que no se dedican a trabajar en restaurantes, sino que se han saltado a la educación, comunicación, enoturismo, etc. y que incluso ni siquiera se quedaron atrapados en el mundo del vino sino que se especializaron en yerba mate, aguas, puros y mucha otros, y eso gráfica muy bien nuestro emprendedurísmo nato”.
Y recomienda Laura Decurnex: “Quienes recién se acercan a la industria deben hacerlo de forma relajada, distendida, el vino es divertido y por un error de cálculo durante mucho tiempo nos propusimos hacerlo serio y contracturado. Creo que lo importante es que cada uno encuentre su forma de disfrutarlo, así que al que gusta con hielo, que le ponga hielo, si alguien lo quiere con soda entonces no estará malogrando el vino, estará engrandeciendo a la soda y por sobre todo, no dejen que les digan qué vino les tiene que gustar, cada uno de nosotros tenemos la capacidad de criticar y discernir cuál es el vino de nuestra preferencia, eso sí comunicalo a la gente que querés, recomendá el vino que te gustó, así otros también pueden conocerlos y disfrutarlo”.
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